En el comienzo del mes de marzo cambian las expectativas de inflación, tasa de interés y tipo de cambio. A 12 meses vista, luce probable una desaceleración de la tasa de inflación, y eso hace cambiar las preferencias de inversiones entre los agentes económicos.
La dualidad se manifiesta en un mes de marzo en donde conoceremos la inflación del mes de febrero, y resulta probable que la inflación pasada se ubique en torno del 280% anual, mientras que la inflación a futuro puede ser la mitad (ubicándose en el 140% anual).
Plazo fijo: ¿podrá ganarle a la inflación?
En este contexto, una tasa de plazo fijo en el 110% anual, nos da una tasa mensual del 9,16%, que sería inferior a la inflación del mes de marzo, pero si tomamos la tasa anualizada y la transformamos en tasa efectiva se ubicaría en el 186,5% anual, lo que nos daría claramente una tasa positiva contra la inflación.
La tasa en el 110% anual es una mala noticia para las empresas que tienen que financiarse a 12 meses, recordemos que estamos hablando de la tasa pasiva, mientras que la tasa activa en muchos casos podría estar por encima de dicho valor.
El Banco Central parecería que está virando de una tasa pasiva negativa contra la inflación, a una tasa positiva contra la inflación. En la medida que el rumbo económico se acerque a este nuevo escenario, la presión bajista en el mercado de capitales podría profundizarse.
En el mercado de capitales, la tasa de caución se ubica en el 90% anual, es una tasa del 7,5% mensual, que será negativa contra la inflación del mes, pero si medimos la tasa efectiva a un año se ubica en el 138,2% anual, muy cerca de la proyección de inflación a un año vista.
Conclusiones:
Si el Banco Central mantiene la tasa de interés de plazo fijo en el 110% anual, a corto plazo no se verán grandes movimientos en el mercado, porque la tasa mensual es menor que la inflación. Sin embargo, cuando medimos las inversiones anualmente, debemos saber que competimos con una tasa positiva frente a la inflación probable. Esto cambiara la forma de invertir en el mercado, y debemos ser más asertivos para ganar dinero.
Si no hay bajas de tasas, hay que mirar con cuidado el balance del Banco Central, porque los pasivos monetarios remunerados crecerán a un ritmo mayor que la inflación, y si las reservas no crecen a un ritmo superior al de los pasivos esto va a presionar sobre la cotización del dólar.
Con fecha 23 de febrero del año 2024, las reservas del Banco central se ubicaban en u$s27.484 millones, los pasivos monetarios en $48,4 billones y el dólar de equilibrio en $1.761. El Banco Central tomo deuda en Bopreales por u$s7.952, y en los dos primeros meses del año piso importaciones por u$s7.065 millones, mientras que el Banco Central realizó compras por u$s8.500 millones desde que asumió la actual gestión.
Al Banco Central no le sobran dólares, en cambio siguen siendo elevadísimos los pasivos monetarios. Sin un refuerzo en las reservas luego del ingreso de dólares de la cosecha, los problemas del pasado pueden sobrevenir. El plan es de estabilización, sin crecimiento, y por ahora y solo por ahora, poco sustentable a futuro. Todo esto cambiaría si llegan reservas frescas a las arcas del Banco Central.