Cierra otra fábrica y despide a 100 trabajadores

La crisis industrial vuelve a golpear con fuerza en el interior bonaerense. La empresa FABI Bolsas Industriales, con 65 años de historia y propiedad del grupo chileno CMPC, anunció el cierre definitivo de su planta ubicada en Hinojo, partido de Olavarría. La medida, comunicada de manera sorpresiva, deja sin empleo a unos 100 trabajadores directos y afecta a al menos 150 familias si se contabilizan contratistas y empleos indirectos.

La noticia se suma a los 96 despidos anunciados semanas atrás por la ceramista Cerro Negro, otra histórica firma de la zona, en un contexto de fuerte retracción industrial que se replica en otras localidades del país.

El cierre de FABI fue comunicado esta semana por una comitiva empresarial llegada desde Chile, sin previo aviso a los empleados ni al gremio. «Nos dijeron así nomás, ni buen día: la fábrica cierra», relató Sergio Urruti, secretario local del Sindicato de Obreros de la Industria del Papel (SOIPyC). El impacto no es menor: FABI era la principal fuente de empleo de Hinojo, una localidad de apenas 3.000 habitantes, y daba trabajo también a vecinos de Sierra Chica, Sierras Bayas y de la ciudad cabecera.

La empresa justificó la decisión por la caída sostenida de la actividad y la inviabilidad del negocio. “A pesar de las medidas implementadas en los últimos años para reencauzar su modelo productivo, la operación no es sustentable en el tiempo”, comunicaron oficialmente desde CMPC. La firma había aplicado vacaciones adelantadas en 2023, pero nunca había planteado una salida definitiva. «En 2001 estuvimos peor, parados y con gente suspendida, pero no se hablaba de cerrar», recordó Urruti.

La situación en Olavarría se ve aún más comprometida tras los recientes despidos en la fábrica de cerámicos Cerro Negro. La empresa desvinculó a 96 trabajadores de su planta ubicada sobre la Ruta 226, argumentando una fuerte caída en la demanda de materiales y la paralización de la obra pública

El conflicto en Cerro Negro no es nuevo. En enero, la planta de ladrillos ya había sido paralizada por un exceso de stock, lo que llevó a una reducción salarial del 20% para los empleados. Sin embargo, la crisis no se revirtió y, ante la falta de recuperación en las ventas, la empresa tomó la drástica decisión de reducir su personal.

A pesar de los intentos de los gremios y autoridades laborales por frenar los despidos masivos, la empresa mantuvo su postura. Por su parte, los trabajadores que aún conservan su empleo declararon el estado de asamblea permanente y no descartan manifestaciones o medidas de fuerza si no obtienen respuestas favorables.

En este marco, los representantes sindicales advirtieron que esta situación no solo afecta a los despedidos, sino que pone en riesgo la estabilidad de toda la planta. «No hay garantías de que no haya más despidos en el futuro si la demanda sigue en caída», expresaron desde el sector gremial.